CUENTOS POR CALLEJAS

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domingo, 7 de noviembre de 2010

POLÍTICA EXTERIOR ESPAÑOLA (IV)




Entramos en el siglo XX. España dejó de ser una potencia colonial. Perdimos mucho del reparto de África en la Conferencia de Berlín de 1878. Otra vez por nuestros incompetentes políticos, pero en esta ocasión acabó siendo ventajoso, librándonos de las guerras coloniales habidas después de 1945. Nos quedó, eso sí, el asunto de Marruecos, que tanta sangre y dinero costó al país.

Un punto a favor: España se ahorró la Primera Guerra Mundial, lo cual derivó en buenos negocios para comerciar con los países en conflicto. Capítulo interesante fue la creación de la Oficina Pro Cautivos. Estupenda y magnífica iniciativa del Rey Alfonso XIII, cuya labor sirvió para localizar cientos de miles de prisioneros de ambos bandos y también salvar miles de vidas. Una obra que duró hasta 1922. Pero fue cosa personal del Monarca y costeada con su pecunio.

Terminada nuestra terrible Guerra Civil, el Gobierno de Franco estuvo a un milímetro de entrar en la Segunda  Guerra Mundial. España se libró, mas su prestigio quedó malparado al finalizar la conflagración por haber "coqueteado" con nazifascistas. Además del envío de la División Azul como contribución a la causa nazi.

Hago ahora un inciso sobre la mencionada Guerra Civil. De todas las torpezas que se pudieron cometer, considero que hay que destacar la entrega a la Unión Soviética de 570 toneladas de oro del Banco de España, que ordenó el Ejecutivo de Juan Negrín.
Curiosa transacción aquella que  efectuó el pago para unas remesas que en su mayor parte no se realizaron por causa de las vicisitudes bélicas. No obstante, pienso que una vez más nuestros políticos hicieron gala de nuestro espíritu quijotesco.

Pasando por alto otras cosas sucedidas en la dictadura de Franco, fijémonos en el lamentable caso de la cesión a Marruecos del territorio del Sahara Occidental. España defraudó a los saharauis con aquella estúpida entrega y quedó en mal lugar con numerosos países árabes que apoyaban la independencia de aquel territorio africano.
Marruecos se regocijó con la debilidad de nuestro Gobierno y posteriormente le "dio las gracias" al Estado español con la larga prohibición de pescar en sus costas, incluidas las saharianas.

En la actualidad sólo somos un satélite de Estados Unidos, con categoría de segunda división.

Para llorar, créanme.

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