CUENTOS POR CALLEJAS

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domingo, 24 de julio de 2011

FREDI EN EUSKADI




Fredi arribó al País Vasco. Ahora pensaba que encontraría el campo adecuado para realizar las fechorías que complacerían a su amada Luci, la preciosa diablesa a la que tenía que servir para lograr su total amor.

Nada más llegar a Bilbao se dirigió al casco antiguo, donde quizás contactase con elementos afines a ETA. Sabía que debía ser discreto, pues nadie le iba a facilitar por las buenas los contactos que deseaba.

Recorrió varias tabernas y entabló conversación con algunos clientes. No pudo llegar a diálogos que sobrepasasen los temas del fútbol, pero sí estuvo a punto de coger una borrachera por la cantidad de copas de chacolí que ingirió. Se sentía algo frustrado, pero al doblar la esquina de una callejuela vio pegada en la pared una esquela con el horario de una misa de funeral, que se celebraría en la iglesia de un pueblo cercano.

Al leer el nombre del difunto, aquél le resultó familiar, pues lo había leído en la prensa cuando ésta hacía referencia a la muerte de un etarra en un enfrentamiento con la policía.

Fredi decidió que ésa sería su oportunidad. Allí conocería a gente que, con seguridad, pertenecería o sabría de tipos de la organización armada.

Al día siguiente se personó en la parroquia que figuraba en la esquela, y asistió a la misa. Se quedó boquiabierto cuando oyó del cura oficiante que "el fallecido era comparable a Jesucristo por haber entregado su vida por sus hermanos". ¡Un homicida asemejado con Jesucristo! No esperaba semejante aseveración de boca de un sacerdote, así que pensó que había dado con el lugar idóneo para el inicio de sus proyectos diabólicos.

Acabada la misa, pidió al cura hablar con él. Y, como supuso, fue acogido favorablemente por el clérigo, tras una larga conversación. Al cura Don Ignacio le extrañó que un maketo se interesara por la causa de ETA, pero Fredi le explicó que era descendiente de vascos y que comprendía el ideal etarra.

El Padre Ignacio le dijo que lo pondría a prueba para que demostrase su capacidad. Aunque le preguntó que si sabía manejar armas de fuego, le advirtió que no sería aún "soldado", que habría de conocer poco a poco a personas del ambiente adecuado.

Como primer paso, el Padre Ignacio lo colocó de camarero en un restaurante donde integrantes etarras y  partidarios celebraban actos y reuniones.

"Debes observar a todo el mundo y averiguar quiénes son periodistas. Los camareros son los que mejor llegan a conocer a la gente". Esto le dijo el Padre Ignacio.

No podían sospechar el desastre que se les avecinaba cuando un día se celebró en aquel establecimiento un acto donde se congregarían importantes personalidades del Gobierno vasco, y, naturalmente, simpatizantes de ETA. También algunos clérigos "directores espirituales" del movimiento etarra, entre ellos el cardenal vasco-francés Roger Etchegaray.

En un pequeño patio del restaurante se ofreció un aurresku, ese baile en el que el danzante levanta una pierna hasta la altura de la barbilla. Por aquel espacio abarrotado de gente decidió Fredi pasar a otro salón, con una gran sopera llena de espaguetis, para dejarla sobre una mesa.

Podría haber efectuado un rodeo, mas pensó en el camino más corto, el cual era aquel patio donde se ejecutaba la danza. El sitio entre el "dantzari" y el público le permitiría pasar con el enorme recipiente.

Fredi se detuvo, observó el baile y resolvió pasar rápidamente , entre la corta distancia existente entre el bailante y la gente que observaba el espectáculo. Lo que no calculó fue el momento en que aquel hombre levantaría su pierna. Pues bien, quiso la mala suerte que nuestro protagonista pasase justamente cuando el ejecutante de aurreku elevó, súbitamente, el pie noventa grados, propinando una fortísima patada a la sopera que Fredi llevaba en las manos; sopera que saltó con estrépito, derramando el contenido sobre las cabezas de quienes estaban en la primera fila. De ese modo, viéronse adornados con unas extrañas pelucas blancas y sonrosadas.

Lo peor es que allí se hallaba un puñado de reporteros gráficos, que dispararon sus flashes aprovechando aquella inusitada ocasión que se les brindaba. ¡Qué fotos para las portadas de sus revistas y las primeras páginas de sus periódicos!

¿Qué consecuencias tuvo aquello para Fredi? Corramos un tupido velo y hablemos de ello en la próxima entrega.

3 comentarios:

Eduardo Vidal Hernando dijo...

Saludos cordiales desde Buenos Aires amigo Fepete.
Agradezco tu visita a mi blog así como tus elogiosas palabras.
Muy buena la historia de Fredi!!! Vamos a ver que sucede con Luci y el pacto que le ha impuesto con el Maligno.
Te felicito también por tus post sobre la política exterior francesa y española. Si te contara cómo han sido y son las relaciones exteriores de mi país te tiras por la ventana...
Cordialmente.
Eduardo Vidal Hernando

Abuela Ciber dijo...

Quedando a la espera de como sera el descenlace, supuestamente ya pensado por tan simpatico escritor.

Dejo mis cariños y agradecimiento por la visita y palabras vertidas.

FEPETE dijo...

Gracias por vuestros elogiosos comentarios. Me animan a seguir con mis historias. Pronto veréis publicada otra entrega.

Saludos cordiales.